Las personas que han sobrevivido a situaciones traumáticas o de pérdida han descrito, a veces, algunos elementos que podrían considerarse, desde una cierta mirada, como elementos de avance en sus vidas. Aunque esto en la mayoría de los casos es un proceso largo y lleno de altibajos, si parece que pueden identificarse al menos tres caminos de aprendizaje:
- Cambios en la percepción que se tiene de uno mismo. Sentirse más fuerte, más reafirmado en uno mismo, con más experiencia y más capacidad para afrontar dificultades futuras.
Antonia, en las fiestas de su pueblo, fue secuestrada por un grupo de hombres bebidos, amigos de su novio. Estos intentaron abusar sexualmente de ella. Su recuerdo es que se sorprendió a si misma como fría y como serena, analizando el modo de escapar con una lucidez que la sorprendía a ella misma, mientras que no ofrecía, aparentemente, ninguna resistencia a los hombres que pronto se cansaron de su pasividad y de que no gritara ni mostrara desesperación. Pudo escapar. Recuerda que se fue a su casa, se duchó y se acostó con la misma sensación de calma. Al día siguiente fue a poner la denuncia.”Pensaba que era una mujer frágil. La violación ni la recuerdo. Estaba en una nube. Pero se me quedó grabada mi sangre fría y que ni por un segundo pudieron conmigo”.
- Cambios en las relaciones interpersonales. Se describe que la familia se ha unido más alrededor de la desgracia. La muerte de un familiar, por ejemplo, puede hacer recapacitar sobre el tiempo que se dedica a estar juntos. Por otro lado la necesidad de compartir lo ocurrido, de discutirlo y buscarle explicación puede llevar también a algunas personas a abrirse más y a compartir sentimientos, a aceptar la ayuda de los demás o a utilizar más el apoyo social.
Manuel sufrió un accidente al rompérsele los frenos de la bicicleta. Se estrelló contra un muró y quedó tetrapléjico. Su vida ha cambiado completamente. Ahora está en un centro de rehabilitación y fisioterapia. Uno de los terapeutas le preguntaba una vez: “En medio de todo esto, ha habido algún momento en que hayas sentido, aunque sea por un instante, algo de felicidad”. Manuel fue contundente: “Muchos. Ver lo que me quiere mi familia, la cantidad de amigos que tenía, la dedicación de todos en ayudarme, las personas que llevan tiempo aquí en rehabilitación y son completamente autónomas. A mi la gente no me interesaba mucho. Ahora me doy cuenta que la gente, los que te rodean, es en realidad lo único valioso que de verdad tenemos…”
- Cambios en la filosofía de la vida. Se aprecia más lo que se tiene, se valora más los detalles. Un porcentaje importante de personas tras un hecho traumático cambia su escala de valores, prioriza otros aspectos tomándose la vida de un modo más sencillo y disfrutando más de las pequeñas cosas. Aunque algunas personas sienten que sus creencias religiosas o políticas se quiebran, para otras supone un redescubrimiento o un refuerzo de su fe o de su militancia social o política, lo que a su vez puede llevar a un aumento de la confianza en sí mismo y de la sensación de poder dar un sentido de la vida.
Pueden ampliarse los conceptos e ideas en :
Pau Pérez-Sales. Trauma, culpa y duelo. Hacia una psicoterapia integradora. Ed. Desclee de Brower. Bilbao. 2006
www.psicosocial.net (especialmente la sección de la biblioteca “Aprender de la experiencia de los supervivientes”).
Robert Niemeyer. Aprender de la pérdida. Ed Paidós. Barcelona. 2003.